Vida Cristiana

¿Qué ves en tu reflejo?

Mírate al espejo…

¿Qué es lo que ves?
¿Qué ves en ti ?
¿Ves a alguien que conoces o desconoces?

Eres de los que se para frente al espejo y dice:

“éste no soy yo”
“ésto no es lo que quiero ser”

entonces… ¿ qué quisieras ver en el espejo?

El Señor Jesús nos enseñó acerca del reflejo de nuestra alma, que, lo que hay en tu interior se ve reflejado en ti, en tu mirada.

Los ojos son el reflejo de tu carácter. Así que, tu bondad o tu maldad se refleja en tu mirada.

Mateo 6:22‭-‬23

Si te paras frente a un espejo y analizas tu persona. ¿Te gusta lo que ves?
Tal vez sí o… tal vez no. Tal vez no estés acostumbrado a ver hacia tu interior, hacia lo que hay en ti, en tu alma, tu pensamiento, tu espíritu.

¿Qué hay en ti? ¿Qué ves en ese espejo?

Santiago, en la Palabra de Dios, nos pone un ejemplo muy claro de un hombre frente al espejo.

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

Santiago 1:22‭-‬25

El hombre que tiene el hábito de considerarse a sí mismo, siempre encontrará su reflejo en el espejo.

Una profunda mirada al centro de nuestro ser nos llevará a la realidad o al propósito; cualquiera de los dos será bueno.

La introspección debe ser un hábito constante como cristianos, lo importante aquí es encontrar nuestro reflejo. Santiago nos enseña que nuestro reflejo será en la Palabra de Dios, en nuestra Biblia, así, como un espejo.

Tal vez te ha pasado, que leyendo la Palabra ves un versículo que te llama la atención, te das cuenta que tiene que ver, muy específicamente, con el momento que estás viviendo en tu vida. La Biblia, nuestro espejo, simplemente está reflejando eso que somos, sea bueno o sea malo, refleja nuestra condición.  

Si tienes el hábito de verte reflejado en la Palabra de Dios, tu crecimiento espiritual va viento en popa.  

El hombre que encuentra su reflejo y después lo olvida, no prospera.

Ese espejo ha revelado tu condición para que abras los ojos a tu realidad, para que corrijas o para que vivas un propósito mayor. ¡Siempre nos lleva hacia la acción!

Cuando ese versículo te salta a la vista y ves que aplica totalmente para ti.¿Qué es lo que haces?

  • Lo memorizas.
  • Le das la vuelta a la hoja.
  • Lo olvidas
  • Haces algo por vivirlo.

Sé honesto contigo mismo.

Santiago nos habla muy en específico del hombre que olvida su reflejo, que olvida lo que la Palabra ha reflejado de su propia condición, da la vuelta a la hoja y lo olvida por completo, no hay mayor avance en su vida.

Dios refleja tu propio interior a través de la Palabra,  para que perseveres en hacer lo mejor, para que uses todo en tus posibilidades -en éstas está el poder de Dios- para cambiar o impulsar  tu vida. ¡Persevera!

El  hombre que reconoce su reflejo y actúa,  logra su libertad.

Ahora que reconoces tu reflejo, es tiempo de afirmar tu rostro para obtener la libertad.

Jesús lo hizo de esta manera:

Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.

S. Lucas 9:51

Bienaventurado el que lo hace, dice Santiago, porque así logra su libertad. Hay una diferencia abismal entre el que actúa de acuerdo a lo que encontró en su reflejo y el que le da la vuelta a la hoja.

El éxito de la vida en Cristo está en siempre reflejarlo a Él.

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

2 Corintios 3:17‭-‬18

El reflejo se volverá más cIaro a medida que nos acostumbramos a encontrarlo, discernirlo y ponerlo por obra.

Ahora tú

Si lo que ves en el espejo no te gusta, tú puedes cambiarlo junto con el respaldo de Dios, ese reflejo que no te gusta sólo es temporal y no es lo planeado para ti, así que en cada reflejo de la Palabra de Dios, vuélvete un hacedor y persevera hasta que veas en ti mismo, el reflejo de Cristo.

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